La Constitución de 1857 fue promulgada durante el gobierno de Benito Juárez con el objetivo de modernizar al país. Estableció garantías individuales como la libertad de expresión, educación y trabajo; separó la Iglesia del Estado y abolió los fueros eclesiásticos y militares. Reiteró el sistema federal y la república representativa y fortaleció la división de poderes. Sin embargo, su aplicación generó conflictos, como la Guerra de Reforma y la intervención francesa, debido a la resistencia de los conservadores y la Iglesia. A pesar de estos desafíos, sentó las bases para un Estado laico y para la democracia liberal en México.
La Constitución de 1857 buscó reforzar la independencia del Poder Judicial como un pilar fundamental del Estado. Para ello, estableció a la Suprema Corte de Justicia como el Máximo Tribunal, compuesto por once ministros elegidos de manera indirecta. En lo que corresponde a la organización del Poder Judicial Federal se establecieron los tribunales de circuito y juzgados de distrito, y con ellos se garantizó el acceso a la justicia. La Constitución introdujo, a su vez, el juicio de amparo, un mecanismo orientado a proteger derechos individuales frente a actos de autoridad. Este avance fue sumamente importante para garantizar la protección de las garantías individuales.
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